Linkin
Park abren el álbum con Chester arañando nuestras caras con una agresiva intro
vocal. A partir de ella el juego instrumental empieza a arder en llamas hasta
la llegada de los primeros versos de Shinoda, que provocan cierto aire de calma
a la narración del tema. Los estribillos son la parte más consistente del
mismo, con un Chester gritando de la misma exacta forma beligerante que la
contemplada en la introducción de la canción. ‘Keys To The Kingdom’ ondula sus
formas sonoras con el paso de los segundos, reenganchándose a esa furia a
partir del minuto 2:47. Las formas no se parecen pero la obra parece remitirnos
a los momentos más machacones de los dos primeros álbumes.
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